viernes, 19 abril 2024

Performática de la política

“No hay cama pa’tanta gente”, cantaba El Gran Combo de Puerto Rico por allá por el año ’88. Hoy parece no haber espectadores para tanto espectáculo. La sobreabundancia de contenidos y la hipercompetencia ha forzado a muchos actores sociales, empezando por los políticos, a recurrir a estrategias performáticas estridentes, llamativas y hasta ridículas, donde el mayor botín por el que se compite es la atención del otro. El senador Francisco Chahuán, por ejemplo, llega a La Moneda con una guitarra y una partitura a la junta por el acuerdo transversal de seguridad nacional, convocada este lunes por la Ministra del Interior, Carolina Tohá, haciendo referencia a la frase “nos dimos cuenta que otra cosa es con guitarra”, dicha por el Mandatario el fin de semana. Por otro lado, el diputado Gonzalo de la Carrera reaccionó a supuesto vídeo filtrado, cuestionando a quienes criticaron al senador Felipe Kast, protagonista del registro, y planteando una pregunta: “¿Kast no puede hacer con su ‘cuerpa’ lo que quiera?”, reacción que generó una ola de comentarios. O cómo olvidar el majestuoso punto de prensa en el Congreso Nacional sobre la seguridad ciudadana que hizo el diputado Gaspar Rivas, del Partido de la Gente, para, en un momento, ponerse una estrella de sheriff, de esas que se ven en los monitos animados, declararse el “Bukele chileno”, en relación al paradójico presidente salvadoreño, y declamar que si fuera necesario “daría la vida” por esta causa. Luego de terminar su arenga, un periodista le preguntó cómo arriesgaría su vida, si iría a las poblaciones, a lo que el parlamentario respondió que lo haría desde el Congreso. Los fenómenos descritos parecen aislados y, sin embargo, responden a una misma necesidad: alterar las aguas para captar la atención mediática.

Hoy en día es menos grave tener mala publicidad que no tenerla, porque la existencia de los políticos depende de su visibilidad, de que se hable o no de ellos y de que no decaiga la atención de sus seguidores, de ese 62% que la derecha cree suyo desde el 4 de septiembre. De la Carrera, incapaz de convertirse en trending topic o en titular de prensa por sus logros políticos o por la calidad de sus propuestas, emerge con sus gestos y estrategias destinadas a redirigir las cámaras hacia el ángulo que más le favorece. Gaspar Rivas, lo mismo. Ni hablar de Chahuán. Si su performance la creyó festiva, la realidad no es igual. Llegar a reunión por acuerdo nacional de seguridad en La Moneda con una guitarra, cuando el combate de los delitos contra ciudadanos presenta actualmente en Chile una urgencia que está dada no sólo por su alza en frecuencia y peligrosidad, sino por circunstancias (pobreza, desempleo) que estadísticamente auguran todavía un mayor incremento, debiese ser un problema político de primer orden y no un payaseo cuyas ganancias son destinadas al salvamento de una derecha y de ellos mismos. Lo bueno es que no les funciona y sus performáticas saltan al lado opuesto, quedando en una bola de lodo que desemboca tanto por twitter como por las redes sociales como un meme, donde el calificativo más suave es ‘tonto’. La oposición tiene que jugar su rol, pero ¿ese es el nivel de la oposición? ¿ridiculización de la política en momentos en que se necesita seriedad? Incluso a la inmensa distancia a la que yo me encuentro, el espectáculo da arcadas.  La democracia chilena merece más.

 

Fuente imagen: Tomado del FB de USP Cultura. «Vivimos ya en una distopia. Es un hecho».

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Periodista, magíster en Antropología y Desarrollo, diplomada en estudios de crítica de cine y edición de textos. En el ámbito profesional, ha desarrollado por más de siete años la docencia universitaria en temas de comunicación oral y escrita. Curiosa intelectualmente, interesada en el acontecer sociopolítico del país y del mundo. Mujer, madre, compañera y opinante. Verónica ( Santiago, 1975) se incorpora a Dystopia porque cree fervientemente en el debate y en abrir espacios de diálogo entre los ciudadanos.

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