martes, 19 marzo 2024

Ecofeminismo arquitectónico

“Si nos detenemos a pensar en aquello que sostiene materialmente la vida de las personas, nos encontramos de inmediato con dos insoslayables dependencias: las que cada individuo tiene de la naturaleza y de otras personas.

Los seres humanos somos una especie de las muchas que habitan este planeta y, como todas ellas, obtenemos lo que precisamos para estar vivos de la naturaleza: alimento, agua, cobijo, energía, minerales… Por ello, decimos que somos seres radicalmente ecodependientes.”

(Yayo Herrero, 2013)

 

A finales de los años 70, Françoise d’Eaubonne, escritora y feminista francesa, fue la primera en utilizar el término “Ecofeminismo” el cual se define como la conexión existente entre explotación hacia el mundo natural y la opresión hacia la mujer, es un movimiento verde que toma preocupación por los diversos temas que abarca y que de una u otra forma se intenta inculcar en la actualidad para solucionar las problemáticas que se acumularon con el paso de los años. La falta de conciencia, empatía y respeto por el otro y por nuestro propio entorno nos han llevado a un punto crítico como sociedad. Pero, si se han realizado movimientos y manifestaciones en contra de estos ¿Por qué aún no se ha solucionado? Aún existe contaminación, femicidios, discriminación, explotación, intolerancia y desconsideración a pesar de las acciones que se han tomado en los últimos años para ser erradicados. Entonces ¿En qué estamos fallando?

Nuestras simples acciones representan nuestra postura ante temas tan importantes como lo es el cambio climático, el feminismo e incluso la pandemia. Cada ser humano es diferente; la mayoría está consciente de los temas a tratar y sabe la magnitud de estos en nuestra sociedad, tanto a nivel nacional como mundial. Se piensa que si nosotros como individuos intentamos hacer un cambio no se llegará a nada, por ende, se le pide y deja el trabajo a empresas, industrias, comunidades, gobiernos, entre otros grupos para que ellos como influyentes y autoridades (en algunos casos) den soluciones, para que ellos comiencen el cambio. Y esperamos… solo esperamos a que realicen acciones, a que hagan justicia, y cuando esté hecho entonces la gran mayoría de nosotros como individuos intentaremos seguir estas medidas, pero solo cuando el otro haya comenzado. Actualmente, viendo en las noticias salidas/fiestas clandestinas podemos notar que no hay respeto por el otro, ni siquiera por uno mismo. No podemos cuidar nuestro entorno si no somos capaces de cuidar de nosotros mismos. Entonces ¿Qué haremos?

Existe algo que realmente tiene mucho valor y siempre lo tendrá: la educación, aquel derecho que posee cada persona y que nadie te debe quitar. Nos formamos desde que somos niños en establecimientos educacionales, aprendemos de nuestros profesores, nuestros compañeros y de nosotros mismos, y a medida que crecemos adquirimos nuevas experiencias, relaciones y sensaciones. Nuestro terreno para realizar el cambio es la educación.

Well, there goes the neighborhood…

 

“La arquitectura es como la cáscara del nautilo de la especie humana; es el entorno que construimos para nosotros mismos y que, a medida que vamos adquiriendo experiencia y conocimientos, cambiamos y adaptamos a nuestro nuevo ámbito expandido”

(Leland M. Roth, 1993)

En los albores de la arquitectura, el diálogo que mantenía con su entorno era mucho más evidente que hoy en día. Los edificios se levantaban aprovechando los materiales autóctonos, se orientaban de manera que podían aprovechar al máximo la luz disponible al mismo tiempo que se adaptaban a otras condiciones del clima como las precipitaciones y el viento. Ahora, vemos que este diálogo se ha ido perdiendo como consecuencia del surgimiento y desarrollo de la modernidad. En el presente, se podría decir sin temor a equivocarse que las ciudades son el centro mismo de la vida humana, esta ciudad en la que se puede acceder a todos los servicios posibles, donde se desarrolla la cultura y el comercio, es esta ciudad, la que consume vorazmente cada vez más combustibles fósiles como si no estuvieran a momentos de agotarse, es en esta ciudad también que habita el individuo moderno, aquel cuyo bienestar “ya no se sustenta en el “ser” sino en el “poseer” y, en consecuencia, la intensa demanda de posesiones materiales provoca una producción extraordinaria de bienes provenientes de recursos limitados y agotables” (Delmonte, 2018). No podemos seguir ignorando los obvios límites de lo material, no vamos a volver a gozar de la abundancia de recursos naturales del pasado.

«La arquitectura debe proyectarse con la naturaleza, para que eventualmente el hecho arquitectónico vuelva a ser lo que pretendió en sus inicios, un ámbito de vida concomitante con el medio natural»

(Rosales, Rincón y Millán, 2016).

Por esto es importante que se estudie una arquitectura que resuene con la naturaleza, de forma que existan más arquitectos capaces de dar uso a las herramientas habidas y por haber para favorecer el mundo natural y nuestras sociedades, de manera que diseñen proyectos capaces de demostrar el cambio que necesitamos. Toda la información a la que podemos acceder fuera y dentro de clases impulsa un cambio diario en nuestra forma de ver el mundo, nos ayuda a reflexionar y debatir con nosotros mismos y con los demás, llegando a proponer distintas soluciones. En la mayoría de nuestras clases tenemos instantes para platicar estos temas, exponer nuestras posturas y pensamientos y complementarnos con lo que cada uno dice. Estas instancias son necesarias, y aunque no todos están dispuestos a presentar su perspectiva, escuchan, aprenden y se conectan con los demás. Respetamos, toleramos y somos conscientes de cada palabra. Este es el pilar que se nos da para poder trabajar, son los conocimientos e información que se nos comparte e investigamos complementadas y analizadas gracias a estos espacios de participación dentro de las clases.

El hecho arquitectónico es una respuesta material del pensamiento y expresión simbólica de aspectos culturales, religiosos y socio-económicos (Rosales et al., 2016), dicho esto, esta nueva arquitectura, lista para aceptar los límites naturales tan cruelmente ignorados de nuestro planeta, debe ser el símbolo de nuestra conciencia ambiental. Como futuros arquitectos podemos realizar obras arquitectónicas que apoyen y sean amables con el medio ambiente, podemos enseñar por medio de estas, así como otras obras nos enseñaron a nosotros, incluyendo los ensayos, charlas y entrevistas que encontramos con facilidad en internet.

Debemos saber y recordar que como individuos y comunidad podemos realizar cambios, pero el cambio se verá realizado cuando actuemos. Tenemos el pilar, tenemos el terreno, de ti depende construir el resto de esta obra arquitectónica y hacer el cambio posible.

«Hasta que caves un agujero, plantes un árbol, lo riegues y lo hagas sobrevivir, no has hecho nada.

Sólo estás hablando”

(Wangari Maathai, 2006).

 

Referencias Apa:

  • Delmonte, J. E. (2018) Arquitectura y sostenibilidad en el mundo posmoderno. Revista AULA, Vol 62. Número 2, enero junio 2018. Santo Domingo: Amigo del Hogar. (fecha de consulta 7 de abril de 2021) Disponible en: https://revistas.unphu.edu.do/index.php/aula/article/view/88/88
  • Herrero, Yayo. (2013) Miradas ecofeministas para transitar a un mundo justo y sostenible. http://revistaeconomiacritica.org/sites/default/files/revistas/n16/09_YayoHerrero.pdf
  • Leland M. Roth. (1993) Entender la Arquitectura. Sus elementos, historia y significado. Editorial Gustavo Gili. Disponible en: https://ggili.com/media/catalog/product/9/7/9788425217005_inside.pdf
  • Maathai, Wangari. (2006) Discurso en los premios Goldman, San Francisco, 24 de abril de 2006. Disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=RHn-hBajioU
  • Rosales, María Alejandra, & Rincón, Francisco José, & Millán, Luis Hilario (2016). Relación entre Arquitectura – Ambiente y los principios de la Sustentabilidad. Multiciencias, 16(3),259-266.[fecha de Consulta 7 de Abril de 2021]. Disponible en:  https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=90453464004

 

Fuente de Imágenes:

Portada:  https://ecoosfera.com/mujeres-ecologistas-medio-ambiente-ciencia-nemonte-nenquimo-rachel-carson-jane-goodall/

Imagen 2: http://collection-politicalgraphics.org/media.php?module=objects&type=browse&id=1&term=Ecology&page=1&kv=2201&record=12&media=0

 

 2,315 total views,  1 views today

Angélica Álvarez, estudiante de arquitectura. Interesada en temas que involucran las artes, música y la cinefilia. Investiga temas relacionados al medio ambiente, así como también la protección de la naturaleza y el ecosistema terrestre y marino. Busca la construcción colectiva de un futuro justo y seguro para todo ser viviente. Sara Román, estudiante de arquitectura de la universidad Austral, feminista, aficionada de las artes plásticas en todas sus formas. Curiosa por cualquier cosa nueva que pueda aprender, interesada en temas como el género y todas sus expresiones, la identidad, las clases sociales, la evolución del lenguaje, lo audiovisual y lo cibernético.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *